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Con Tsipras contra el absolutismo financiero

Alexis Tsipras representa la resistencia de la sociedad griega contra la agresión financiera, y para mí este es suficiente motivo para apoyar públicamente y votar su candidatura  a las elecciones europeas. ¿Cuál es el objetivo de esta candidatura? Si en las elecciones solamente conseguimos un pronunciamiento de la minoría senil y tardo-gauchista (de la cual formo parte) a favor del único joven europeo que no es moralmente corrupto ni intelectualmente conformista, no será un gran resultado.

Es por eso que asumiendo el empeño en construir las condiciones culturales y políticas para una afirmación de esta candidatura, debemos pensar sobre los escenarios que puede abrir una campaña a favor de Tsipras, a la hora de una recomposición cultural y social.

   No tengo ninguna confianza en la democracia representativa. Es evidente la corrupción de las instituciones democráticas ante el capital financiero. Por otra parte, la Unión Europea es constitutivamente una autocracia financiera, desde el momento en que las decisiones del Banco Central Europeo se toman al margen del Parlamento. Entonces, ¿por qué movilizarse, por qué votar?

La sociedad europea está deprimida, desintegrada, irascible. La campaña a favor de Tsipras debe abrir la posibilidad de un proceso unitario de solidaridad y de revuelta, de insolvencia y de independencia de la vida cotidiana de la dictadura financiera o no servirá de nada.

Santiago Carrillo: Reconciliación nacional y política exterior soviética. Del mito de Gramsci hasta hoy

La Revolución rusa rompió la unidad de la socialdemocracia al establecer que en la época del imperialismo la vía para la conquista del Poder político por el proletariado e instaurar la dictadura del proletariado no era otra que la lucha armada. Rompía la unidad orgánica al crear la III Internacional Comunista dando así nacimiento a los partidos comunistas, adscritos a los 21 puntos y a la defensa del poder soviético ruso, de la URSS. Estos partidos surgían vinculados en su existencia al poder soviético ruso. El "Manifiesto Comunista" de 1919, firmado por Lenin, entre otros, presentado como compendio de objetivos que tendría la I.C., afirmaba que los partidos comunistas nacionales debían quedar sometidos totalmente a la autoridad de control de la Internacional.
 

El derecho a la insolvencia

Austeridad en Europa

Los fanáticos del fundamentalismo económico dicen que “el trabajador alemán no quiere pagar las facturas del pescador griego” y, mientras tanto, enfrentan a los trabajadores entre sí, llevando a Europa al borde de la guerra civil.

La entidad que es "Europa" fue concebida a raíz de la Segunda Guerra Mundial, como un proyecto para superar el nacionalismo moderno y crear una unión no identitaria basada en los principios del humanismo, la ilustración y la justicia social. ¿Qué queda de este proyecto original, después del reciente colapso financiero que ha asaltado la economía estadounidense y ha puesto en peligro a la zona euro? Desde el comienzo de la Unión Europea, el perfil constitucional de la entidad europea ha sido débilmente definido, de manera que el objetivo económico de prosperidad y las limitaciones del monetarismo financiero han tomado el lugar de una constitución. En la década de 1990, el Tratado de Maastricht marcó un punto de inflexión en este proceso. Sancionó la constitucionalización de la regla monetarista y sus implicaciones económicas: una disminución del gasto social, reducción de los costes laborales y un aumento de la competencia y la productividad. Los efectos de una aplicación intolerante de las reglas de Maastricht se hicieron evidentes en 2010: aplastando a Grecia e Irlanda y poniendo en peligro otros países, la crisis financiera mostró las contradicciones entre los deseos de crecimiento económico y estabilidad social, y la rigidez monetarista. En esta situación, las reglas de Maastricht han demostrado ser peligrosas, y la concepción global de la UE, basado en el protagonismo de la competencia económica, ha revelado su fragilidad.

 

¿Cómo se organiza un clima?

La pregunta rebota de aquí para allá: “¿dónde está el 15-M?” ¿Ha fallecido, tal y como dictaminan los medios de comunicación que sólo conceden existencia a lo que es espectacular y masivo, noticiable? ¿Se ha retirado a los cuarteles de invierno, esperando tiempos mejores (y temperaturas más altas) para reocupar su espacio natural: las calles y las plazas? ¿Se ha replegado a los barrios, fuera de la vista de los focos mediáticos y de la volátil “opinión pública”, pero construyendo al modo de las hormigas una base duradera para el cambio social?
 
A la comisión de Extensión Internacional de Sol, que tuvo un papel relevante en la preparación del 15-O, no le satisface ninguna de las respuestas, así que se ha declarado en huelga (!), invitando a detener la producción (los activistas también producen: activismo) para pensar a fondo lo que a su juicio es una crisis de la estructura organizativa del 15-M. En su declaración llaman la atención sobre tres problemas particularmente: la bajísima participación actual en asambleas y comisiones, la dispersión y división interna, y la burocratización de los comportamientos (automatismos, falta de imaginación).
 

El Gobierno de Nadie (una pesadilla)

 “Consideramos un gobierno tecnocrático de unidad nacional la mejor opción para llevar a cabo las reformas y mantener la confianza de los inversores, con una composición que abarque izquierda y derecha del espectro político y cuente con líderes de confianza (…) Luchando como están las democracias modernas maduras con la crisis de la deuda soberana, los gobiernos tecnocráticos, ‘apolíticos’, pueden ser una opción imperiosa, conforme decae la confianza pública en los políticos, se afianza la resistencia a las reformas estructurales y los partidos sienten pavor por las consecuencias en las urnas de aplicar reformas dolorosas” (Tina Fordham, Citigroup)
 
A diario suceden mil cosas, pero ¿cómo descifrar cuáles son señales de las transformaciones que vienen? ¿Cuáles son huellas o ecos del pasado, y cuáles anuncian tendencias sociales decisivas? ¿Cómo saber cuándo hemos traspasado un umbral histórico? Me lo he preguntado estos días pensando sobre los “gobiernos técnicos” que se han impuesto en Grecia e Italia. Los veo como signos de muy mal agüero, fórmulas en experimentación que podrían luego reproducirse, rápido. Prototipos.
 
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