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Santiago Carrillo: Reconciliación nacional y política exterior soviética. Del mito de Gramsci hasta hoy

La Revolución rusa rompió la unidad de la socialdemocracia al establecer que en la época del imperialismo la vía para la conquista del Poder político por el proletariado e instaurar la dictadura del proletariado no era otra que la lucha armada. Rompía la unidad orgánica al crear la III Internacional Comunista dando así nacimiento a los partidos comunistas, adscritos a los 21 puntos y a la defensa del poder soviético ruso, de la URSS. Estos partidos surgían vinculados en su existencia al poder soviético ruso. El "Manifiesto Comunista" de 1919, firmado por Lenin, entre otros, presentado como compendio de objetivos que tendría la I.C., afirmaba que los partidos comunistas nacionales debían quedar sometidos totalmente a la autoridad de control de la Internacional.
 

La quiebra es la solución a la crisis. Un texto de Marx

El Capítulo XV: “Las revoluciones de 1848” del tomo X de la Historia del Mundo Moderno de Cambridge, comienza con este texto: “Aunque las revoluciones de 1848 fueron simultáneas y estuvieron inspiradas por una ideología común, constituyeron, no obstante fenómenos aislados. No había ninguna organización revolucionaria internacional y los refugiados políticos que se reunieron en Francia, Bélgica, Suiza e Inglaterra de las revoluciones de sus propios países. Ningún complot se produjo ni se prepararon las revoluciones. Problemas análogos en general tomaron distintas formas en cada Estado y produjeron resultados antagónicos; el mismo vocabulario, el mismo programa, encubría situaciones diferentes.

Nietzsche contra Hegel: la antítesis de la tesis. Absolutismo o libertad

Se me ocurrió esta reflexión releyendo simultáneamente a Bakunin contra Marx ( Socialismo libertario/Socialismo autoritario, Editorial Mandrágora), por una parte, y un artículo de Luis Racionero, "Nietzsche y el anarquismo", publicado en nº 16 de "El Viejo Topo". Ha pasado tanto tiempo ya. La influencia del hegelianismo en los pensadores alemanes ha sido casi absoluta, tanto en los hegelianos de derechas como en los de izquierdas. Esa influencia estará profundamente presente en el marxismo y en los marxistas alemanes y austríacos, ya lo había detectado Bakunin en su crítica del Estado, pero no era alemán y no estaba bajo la influencia hegeliana.

Jóvenes ¡levantaos y tomad el mando!

La clase política, la izquierda, parece haber alcanzado, terminada la larga marcha durante la cual se creó la ilusión del Estado de bienestar, su meta, su paraíso, su tierra prometida: la integración en el Estado capitalista, El Estado hegeliano u orwelliano, siempre el Estado, como meta final al que las izquierdas, como el hijo pródigo, vuelve de rodillas en actitud de adoración. El Estado, representación del patriarcado freudiano, al que, atrapada en un sentimiento de culpa por haber sido, en otros tiempos, revolucionaria, vuelven las izquierdas renunciando a la revolución. En este panorama estepario se encuentran atrapadas las contradicciones, antaño dialécticas y por tanto antagónicas, de las clases sociales.

Las izquierdas: ausencias y presencias ante la situación actual

Cuando hablamos de libertad y democracia no estamos diciendo que los derechos de los más ricos deben estar más protegidos que los derechos de las fuerzas populares (trabajadores, estudiantes, profesionales, feministas, homosexuales...).
Cuando hablamos de libertad y democracia no estamos diciendo que el liberalismo económico debe estar más protegido que la planificación económica y la democracia social...
Cuando hablamos de libertad y democracia no estamos diciendo que el beneficio de una minoría debe anteponerse a los intereses de la mayoría.

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